Te amo porque llenaste de luz una vida que llevaba mucho tiempo en sombras. Porque me haces sentir visto, querido, respetado, y deseado. Te amo por cómo me miras, por cómo hablas de tus sueños, por lo valiente que eres, por lo tierna, lo loca, lo dulce, lo fuerte y todo lo que llevas dentro.
Te amo porque me haces querer ser mejor, porque me inspiras, porque me das paz incluso cuando todo arde. Porque contigo aprendí que el amor puede ser suave, intenso, y libre a la vez.
Amo tus ojitos lindos que me derriten cada vez que los veo. Amo tu voz, tu sonrisa, tu risa rara, la forma en que hablas, y cómo haces que todo parezca mágico.
Me encanta que seas tú: espontánea, amorosa, divertida, a veces seria, a veces chiflada. Me fascina cómo puedes ser mi paz y mi aventura al mismo tiempo. Amo tus gestos, tus manías, tus ideas locas, tus canciones favoritas. Amo que seas real.
Quiero seguir descubriéndote cada día, seguir aprendiendo de ti, contigo, y por ti. Quiero ser tu refugio y tu lugar feliz. Quiero viajar a donde sea, incluso si es solo a la tiendita de la esquina, mientras vaya contigo de la mano.
Quiero construir algo tan bonito que ni el tiempo lo desgaste. Quiero ser con quien compartas tus logros, tus tristezas, tus antojos de media noche. Quiero que un día miremos atrás y digamos: lo logramos.
Gracias por existir, mi niña hermosa. Eres mi estrellita de ojitos lindos, la dueña de todos mis pensamientos, la inspiración de cada carta, poema o latido. Eres la canción que quiero oír todos los días, la que me calma, la que me enloquece bonito.
Si pudiera escribir tu nombre en las estrellas lo haría. Si pudiera regalarte el mundo, no dudaría. Pero por ahora te doy mi corazón, mis palabras y mi promesa de amor sincero. Hoy y cada día.